
Museo del Prado
Sin duda una de las mayores pinacotecas del mundo, también en el momento de su apertura en 1819 fue uno de los primeros museos de arte público. El museo es resultado, por un lado, del ánimo coleccionista de la monarquía y la iglesia, de donde provienen casi todos sus fondos, y por otro, del pensamiento ilustrado que promovió su creación.
El edificio, construido en la década de 1780-90, se halla situado en una de las zonas más bonitas de Madrid. Fue ideado por un arquitecto neocléasico, Juan de Villanueva, para convertirse en Museo de las Ciencias Naturales. La idea de destinarlo a Museo de Arte provino de José Bonaparte, hermano de Napoleón, que fue coronado José I de España durante la ocupación francesa. Posteriormente, Fernando VII apoyó esta iniciativa.
Situado en el centro de la ciudad de Madrid, el Museo del Prado constituye en sí mismo, desde 1819, el núcleo de un ámbito artístico muy amplio, que abarca las obras de maestros de todo el mundo. El museo se articula en dos sedes, muy próximas entre sí: el Edificio Villanueva (el más representativo), situado en el Paseo del Prado, y el Casón del Buen Retiro. En octubre de 2007 se ha inaugurado una ampliación del museo que tiene como protagonista el claustro de la vecina iglesia de los Jerónimos.
El Museo del Prado posee más de 9.000 obras en sus fondos, pinturas en su mayor parte, de las cuales sólo 1.500 estás expuestas al público. Se habla desde hace años de la necesidad de una ampliación del museo y, tras la convocatoria de un concurso internacional de arquitectos parece que ésta se halla en marcha.
A la espera de éstos, el museo viene desarrollando en los últimos años un política expositiva que mediante la programación de exposiciones temporales trata de dar a conocer parte de estos fondos no presentes en la coleccion permanente. También tienen lugar en este museo ciclos de conferencias y cursos sobre arte y, en algunas ocasiones, con ponentes de gran interés (a este respecto, se puede solicitar información al propio museo o al Ministerio de Cultura).La Colección Real, germen de la colección de este museo, fue comenzada por la reina Isabel La Católica en el Renacimiento, y continuada por sus sucesores hasta el siglo pasado. Una buena parte de la colección se perdió en 1734 en el incendio del entonces Palacio Real, El Alcazar, ubicado en el lugar en el que hoy se encuentra el Palacio Real. De cualquier forma, la colección es extensa, si bien refleja los gustos de las monarquías españolas, así como sus reticencias. Así encontramos que la pintura flamenca, la italiana del S. XVI, las escuelas españolas del barroco y la pintura española posterior, están ampliamente representadas en la colección, mientras que las escuelas protestantes (inglesa, holandesa) carecen absolutamente de espacio en ella. Hay también una gran cantidad de arte religioso en el museo que proviene de las iglesias que se cerraron hacia 1830.
Por citar a algunos de los autores que encontrarás:Brueghel, Van der Weyden, Van Dyck, El Bosco, Durero, Rembrandt, Rubens, Fra Angelico, Mantegna, Botticelli, Bronzino, Rafael, Tiziano, Tintoretto, El Greco, Velázquez, Murillo, Ribera, Goya, ...
Te recomendamos que no dejes de ver:
- Velázquez: Casi todas sus mejores obras están en este museo. Además de un gran número de retratos reales, están Las Hilanderas, La rendición de Breda, Las Meninas, etc, que son obras maestras de bastante complejidad y que la guía del museo te ayudará a decodificar.
- El Greco: Te sorprenderá la contemporaneidad pictórica y compositiva de este autor cuya genialidad tuvo que esperar mucho tiempo para ser reconocida y que fue defendida por los primeros pintores de vanguardia de este siglo. Digno de verse, desde sus grandes composiciones: Pentecostés, La adoración de los Reyes Magos, etc...hasta aquellas de tamaño medio: El hombre de la mano en el pecho, San Sebastián, etc.
-Salas italianas: Del primer renacimiento hay poco, pero lo que hay es bueno. El siglo XVI está más ampliamente representado con estupendas obras de Tiziano, Tintoretto, etc.- Salas Flamencas: Te encontrarás con verdaderas maravillas. Merecen especial atención: El jardín de las delicias de El Bosco, que el rey Felipe II tenía en su dormitorio de El Escorial; y El descendimiento de la Cruz de Van der Weyden, impresionante.
- Goya: Si no conoces a este autor, te dejará atónito/a su versatilidad. Desde los cartones para la Real Fábrica de Tapices, pasando por sus soberbios retratos de la aristocrácia, la realeza y los intelectuales de la época (algunos llenos de una atroz ironía, otros llenos de admiración), hasta sus cuadros de la guerra de la independencia, de un dramatismo extremo, para terminar con sus pinturas negras, insospechables, apasionantes y aterrorizantes, una combinación irresistible. Te encantará o le aborrecerás.
El museo no tiene una distribución muy clara. Si no consigues orientarte bien con el mapa gratuito que se puede conseguir en la taquilla, no dudes en preguntar a los vigilantes de las salas.En el adyacente Casón del Buen Retiro, antigua residencia veraniega del rey Felipe IV, encontrarás pinturas españolas del siglo XIX. La entrada está incluida en la del Museo del Prado, pero no olvides conservar el ticket si quieres echar un vistazo a estas obras (paisajes, costumbrismo, realismo, y cuadros históricos) entre las que podrás encontrar joyas desconocidas.Para terminar te recomendamos fervientemente que tras tu visita al Prado y/o al Casón del Buen Retiro, te adentres en uno de los dos jardínes cercanos: el Jardín Botánico y El Parque del Retiro. Ambos tienen un gran encanto. El primero más pequeño y extraño, el segundo más grande y bullicioso, pero cualquiera de ellos te permitirá descansar los pies y seguir gozando con las vistas.
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